"Una tarde, al intervalo, la Chancha (el negro Seoane) le decía a Lalín: cruzámela, viejo, que entro y hago gol. Empieza el segundo jastáin, Lalín se la cruza, en efecto, y el negro la agarra, entra y hace gol, tal como se lo había dicho. Volvió Seoane con lo brazo abierto, corriendo hacia Lalín, gritándole: viste, Lalín, viste, y Lalín contestó sí, pero yo no me divierto".
(La anécdota, puesta en un personaje de la obra "Sobre héroes y tumbas", de Ernesto Sábato).
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