viernes, 23 de abril de 2010

El mito

(...) a Messi, a quien todos vimos muy similar de movida, no se le pide que juegue como Maradona, sino que sea Maradona, que se transforme en ese mito, en ese vacío que quedó desde que Diego nos dejó huérfanos cuando sus piernas y su corazón dijeron basta. Sépanlo: a eso no puede llegar. Podrá superarlo en la cancha, redoblarlo en títulos, convertir 2 mil goles y salir campeón de Europa diez veces. Pero nunca podrá ser “Maradona”, porque no llena el formulario para ser mito.
El hombre. Nuestros mitos tienen algo de tragedia, carisma, desenfreno, locura, romanticismo, condimentos mayormente ausentes en el combo Messi hasta el momento. Además, debemos sentirlos propios y a él lo percibimos catalán (...)
Aunque se exilió un año antes, Messi es un adolescente de la Argentina de 2001, un chico al que  le negaron un tratamiento para crecer, es decir, es una consecuendia de la desaparición del estado en los necesidades primarias, y también de la decadencia de los clubes. El destrato que recibía en el Newell´s y el ningunéo que padeció el padre cuando lo probaron en River, terminó decidiendo a la familia por exilio. No hay lugar desde donde exigirle patriotismo (...).
¿Su personalidad descolgada? No es diferente a la de los chicos de su generación. Muchos de ellos convivieron con padres desocupados o explotados en sus trabajos, lidiaron con los programas atrasados de la educación y padecieron una televisión invasiva y grosera. Les interesa poco todo. Messi parece descargar toda su líbido de veinteañero en lo que más sabe, el fútbol, y en el club que lo formó, el Barcelona. Y hasta ahí llega.

(Unos párrafos del artículo de Cristian Rémoli, en Miradas al Sur)

No hay comentarios: