martes, 30 de marzo de 2010

Bocha

Jugaba con el número 10, número que arrastra la sospecha, en este caso confirmada, de ser poco trabajador; su pierna era la derecha, pero nunca supo pegarle a la pelota; a lo sumo, la empujaba. Cabecear, tampoco, porque tenía cuatro pelos y no era cuestión de ponerlos en peligro. A entrenar no iba mucho, y cuando se decidía, llegaba tarde. No se apresuren a juzgarlo: era un genio que usaba la cabeza para pensar milagros, el pie derecho para hacerlos y el cuerpo para contarles mentiras a los rivales. (...)
Siempre jugó para el gol, a condición de que fuera otro quien se encargara de meterlo (...). Bochini sólo metía un gol si no había más remedio.
Jorge Valdano, en "El Miedo Escénico y Otras Hierbas"
(Se ha contado que en un partido amistoso de la Selección Argentina, en Buenos Aires y bajo la dirección técnica de César Luis Menotti, Bochini se hartó de ponerles pases de gol a sus compañeros, que en el primer tiempo fallaron una y otra vez. En el entretiempo, el Bocha se quejó en el vestuario: "A este paso, voy a tener que meter los goles yo").

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