martes, 30 de marzo de 2010

Bocha

Jugaba con el número 10, número que arrastra la sospecha, en este caso confirmada, de ser poco trabajador; su pierna era la derecha, pero nunca supo pegarle a la pelota; a lo sumo, la empujaba. Cabecear, tampoco, porque tenía cuatro pelos y no era cuestión de ponerlos en peligro. A entrenar no iba mucho, y cuando se decidía, llegaba tarde. No se apresuren a juzgarlo: era un genio que usaba la cabeza para pensar milagros, el pie derecho para hacerlos y el cuerpo para contarles mentiras a los rivales. (...)
Siempre jugó para el gol, a condición de que fuera otro quien se encargara de meterlo (...). Bochini sólo metía un gol si no había más remedio.
Jorge Valdano, en "El Miedo Escénico y Otras Hierbas"
(Se ha contado que en un partido amistoso de la Selección Argentina, en Buenos Aires y bajo la dirección técnica de César Luis Menotti, Bochini se hartó de ponerles pases de gol a sus compañeros, que en el primer tiempo fallaron una y otra vez. En el entretiempo, el Bocha se quejó en el vestuario: "A este paso, voy a tener que meter los goles yo").

lunes, 29 de marzo de 2010

No conviene jugar en la cancha de Piraña

En un lugar preciso de la cancha de Piraña acecha el demonio. A veces los jugadores pisan el sector infernal, adquieren habilidades secretas, convierten muchos goles, triunfan en Italia, se entregan al lujo y se destruyen.
Otras veces los jugadores pisan al revés y se entorpecen, juegan mal, son excluidos del equipo, abandonan el deporte, se entregan al vicio y se destruyen.
Hay quienes no pisan jamás el coto del diablo y prosiguen oscuramente sus vidas, padecen desengaños, pierden la fe y se destruyen.
Conviene no jugar en la cancha de Piraña.
(Alejandro Dolina, "Apuntes del Fútbol en Flores", en El Ángel Gris)

domingo, 28 de marzo de 2010

Incomparables

La comparación con Maradona es tan inevitable como ridícula. Ya lo dije y lo repetiré ahora: por suerte y por desgracia, Messi no es Maradona. No insistan. El fenómeno de Fiorito, patriota de La Boca y el sur pobre de Italia, mutó en deidad de los humildes y supo cómo llevar hasta lo más alto a la Argentina de Bilardo y al Napoli, un clubcito pintoresco pero marginal. Fue más rey que líder. Hoy es sólo mito. Messi, por el contrario, nació en cuna de oro y juega en un poderoso que, según la catalanidad militante, es “mes que un club”. Hablamos de una megaestrella del sistema. Otra historia, señores.
Uno era un compositor, el otro es un solista virtuoso. Uno, la rebeldía, el otro la burbuja global. ¿Y? Hacer cuentas con lo que ganaron es, si me disculpan, una estupidez. A ver, ¿que le diríamos a Van Gogh, entonces? “¡Vicent, fracasado, no hablés más; si vos no vendiste ni un cuadro, gil! ¡Aguante Gauguin!”. Uf. Me niego a perder tiempo en algo que, como diría Borges, no es otra cosa que un abuso de la estadística. Amén.
Similares por el opuesto, Messi y Maradona desafiarán las leyes de la lógica y se jugarán todo en Sudáfrica. Hasta les puede ir bien, quién sabe. Al fin y al cabo lo dos comparten el mismo karma, compatriotas. El de la Argentina, ese país de cruel fascinación donde todo es posible, hasta lo bueno.

viernes, 26 de marzo de 2010

Paz y amor, loco...

Los hinchas de Boca tenemos la costumbre de ser muy guachos con los arqueros de nuestro propio equipo: los cagamos bastante a puteadas. A veces justas, a veces injustas. Y a veces, la verdad, son demasiado pocas. Ese comportamiento puede ser una consecuencia de la cantidad de grandes cuidapalos que a lo largo de la historia hemos tenido. Y entonces somos pretenciosos, a veces en exceso. Es, también, una característica

jueves, 25 de marzo de 2010

Funes Mori y el desmemorioso

¿Qué dirá en estas horas Fernando Niembro? Me encantaría escucharlo, pero tampoco me da para tanto el estómago: no lo voy a andar buscando por radios y canales para ver qué ensayo ensaya ahora, de qué modo manipula el lenguaje para arriar agua a su molino.
De lo que no me olvido es de lo que Niembro dijo en el verano del pobre Funes Mori -que encima se llama Rogelio-, ese delantero que juega en la primera de River ni siquiera por milagro, sino porque por lo visto ya no hay nadie a la altura de las circunstancias que luzca la camiseta que llevaron -digo, por decir- el chileno Salas o el uruguayo Francescoli. En la noche de verano en que

miércoles, 24 de marzo de 2010

El fútbol, las ideas y la lucha

"Rechazo ser travesti del sistema, esa podrida máquina social que hace un hombre deje de ser hombre, obligándolo a tener un despertador en el culo, un infarto en el cuore, una boleta de Prode en la cabeza y un candado en la boca", escribió Roberto Santoro en la revista "Rescate", el 16 de octubre del '73. En el '77 lo secuestraron las Fuerzas Armadas y desde entonces está desaparecido.

lunes, 22 de marzo de 2010

La duda es cruel y es mucha

Hasta un tipo como Jorge Valdano, que ha trascendido por su apodo de “filósofo”, ha advertido que en la cancha el que duda se amaga a sí mismo. Toda una paradoja si partimos de la base de que la filosofía es –entre otras cosas, y como ya lo explicó Rene Descartes– la duda como método para seguir pensando. Pero ocurre que el fútbol, finalmente, es muy pragmático. Como todo juego que se aborde seriamente. La duda, entonces, se vuelve una muy mala amiga, por más que suene bonito que cada jugada merece discutirse con uno mismo; pasarla por el tamiz de la experiencia, el deseo y la voluntad; o someterla incluso a lo que opinen los demás.

domingo, 21 de marzo de 2010

El Gringo no, El Tola

Ya está escrito que "El Secreto de sus ojos" es, a su modo, una película futbolera. No sólo porque le puso su impronta alguien del palo como Eduardo Sacheri, sino porque buena parte de su trama gira en torno a la pasión por la redonda.
Para los que no la hayan visto todavía: el asesino que le da razón de ser a la historia puede huir de todos lados y esconderse de la vida misma, pero no puede abandonar su amor por la Academia, y entonces el único lugar en el mundo en que pueden dar con él es en una cancha de fútbol: la de Huracán, el día en que el Globo se las ve con su Racing del alma.
Lo que poco se ha dicho es que la película tiene una perlita. En un pasaje de la obra, alguien recorre el equipo de Racing y hace referencia al "Gringo" Scotta. Y el Gringo Scotta (Héctor Horacio Scotta, también El Tanque), nunca jugó en Racing.
El que sí fue centrodelantero de Racing en aquellos años fue Néstor Leonel Scotta (foto), El Tola: jugó entre el '73 y el '76. Había llegado desde River, como parte de pago del Quique Wolff. Era veloz y no tan técnico. Fue un buen definidor, sobre todo de cabeza. Hizo 104 goles en primera división, en 282 partidos. Murió el 8 de enero de 2001, en un accidente.

Creer... y reventar

Tá jodido creer en algo. En el año del Mundial, mientras los futboleros nos ilusionamos con quedar pipones de fútbol durante un mes, no sólo viendo los partidos sino discutiéndolos y repasándolos, las empresas que manejan toda la guita sacan otras cuentas. Hay una historia que cuenta

sábado, 20 de marzo de 2010

Fútbol de todos

Eduardo Sacheri se pone de moda. Desde ya: "El Secreto de sus ojos" estuvo basada en su novela. Y ganó el Oscar, no es poca cosa. El viernes, en una entrevista que publicó Olé, contó buena parte de sus sensaciones, sobre todo porque estuvo cerca de la "cocina" en la que la peli de Juan Campanella tocó el cielo con las manos. Pero más que eso, reivindicó la mirada futbolera como modo de analizarlo todo, hasta la vida misma.

viernes, 19 de marzo de 2010

Como un gato

Darío Rubén Oliva fue, posiblemente el médico que más conoció a Maradona (después apareció en escena el fantoche de Alfredo Cahe, pero bueno...).
El asunto es que un día a Oliva se le acercó Fernando Signorini, que además de amigo del Diego se aproximaba a ser su entrenador personal.
Signorini, entonces, preguntó:
- Doctor, ¿cómo tengo que entrenar a Maradona?
- ¿Vos alguna vez viste entrenar a un gato? -repreguntó el médico.
- No.
- Y bueno... Maradona es como un gato... Con que se alimente y descanse, le alcanza para ser el mejor.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cada vez menos juego, cada vez más show

Este asunto se ha vuelto cada vez menos un juego, cada vez menos un deporte y cada vez más un show. Este domingo en La Bombonera Boca y River van a jugar uno de los clásicos menos atrayentes de los últimos tiempos. Esa presunción nace, sobre todo, de la convicción de los hinchas de ambos clubes respecto de las reales posibilidades de que sus equipos salgan campeón.

martes, 16 de marzo de 2010

Los penales más largos del mundo

Un árbitro mete la pata, se olvida de lo que tiene que hacer, o nadie le avisa. Y pasa lo que nunca debe haber pasado en el mundo: dos equipos que estaban jugando por eliminación juegan un alargue. Uno de esos equipos, Ferro de Pico, aprovecha su mejor condición física y pasa por encima al otro equipo, Defensores de Buena Parada (sí, así se llama ese conjunto originario de Río Colorado). Pero...

lunes, 15 de marzo de 2010

Toco y me voy, toco y paso...

Hubo una vez un tipo, con poco marketing para esta época, que sin pretensiones de filósofo ni mucho menos, se animó a definir su juego, el juego: “toco y me voy”, soltó en una entrevista con el viejo El Gráfico para contar lo que era su fútbol, el fútbol. No pasó a la historia, pero dicen que no era nada malo, y que –sobre todo– demostraba su inteligencia en una cancha.Se llamaba Luis Pentrelli y a esta altura ya ni importa que había dado sus primeros pasos en el Boca de los ’50 y que después, en Gimnasia y Esgrima de La Plata, se destacó –pero apenas– como un wing derecho, y que anduvo por Udinese y Fiorentina de Italia y cuando volvió había cambiado de puesto y de modo de entender el juego. Era más viejo y más sabio. Sin la explosión de aquel wing, ya se había hecho volante. Y tocaba y se iba. O tocaba y pasaba.